El verano terminó (aunque sigue haciendo calor) y eso significa que la temporada de matsuris también llega a su fin. Después de Obon y Zentō eisā, la demanda de taikos bajó considerablemente. Para no estar en el local sentado, sin hacer nada, ahora ayudo a Arasaki-san a fabricar sanshin.
Fabricar sanshin es más complicado, ya que lleva más detalles y los materiales son más delicados. La madera que se usa es más dura, por lo que se puede quebrar, mientras que la de taiko es más blanda y solo se magulla.
Para empezar, me enseñaron a hacer los karakui (las clavijas para ajustar las cuerdas). Están hechas con madera y el detalle de la punta es de hueso. Para ser partes tan pequeñas llevan mucho trabajo y, en particular la parte de hueso, propenso a romperse mientras se les da forma.
Fabricar sanshin es más complicado, ya que lleva más detalles y los materiales son más delicados. La madera que se usa es más dura, por lo que se puede quebrar, mientras que la de taiko es más blanda y solo se magulla.
Para empezar, me enseñaron a hacer los karakui (las clavijas para ajustar las cuerdas). Están hechas con madera y el detalle de la punta es de hueso. Para ser partes tan pequeñas llevan mucho trabajo y, en particular la parte de hueso, propenso a romperse mientras se les da forma.
También me enseñaron a pegar los cueros, los sintéticos (jinkogawa), de tela de nylon y los reales (hongawa), de serpiente. A diferencia de los cueros de los taikos, no llevan tanta fuerza porque no lo resistirían y llevan pegamento (los taikos solo están clavados).
Y por el momento eso es todo. Para la próxima semana parece que empezaré a ver el resto y quizá termine teniendo un sanshin hecho por mí antes que un odaiko.